viernes, 20 de agosto de 2010


La guerra de Malvinas y las mentiras de los medios
Las tumbas olvidadas

“Estamos ganando la guerra.” Era la frase que habitualmente se escuchaba o se leía en los grandes medios argentinos en 1982. Los diarios de mayor tirada acentuaban la gran actuación de las Fuerzas Armadas en la guerra de Malvinas y se ocupaban de desinformar a la población en beneficio de la sangrienta dictadura que ellos tanto defendían y admiraban.

Es necesario recordar que la gran censura impuesta por el Gobierno de facto no le permitía a ningún medio oponerse a sus demandas, pero en realidad las grandes empresas de noticias como Clarín, La Nación o La Razón, apoyaban firmemente al proceso. Hoy, estos medios se escudan en aquella situación de censura para poder justificar su adhesión a la más sombría y oscura etapa de la historia del país.

El país se encontraba sumergido en una profunda crisis económica producto de las políticas neoliberales que había llevado adelante el entonces Ministro de Economía Martínez de Oz. Entonces, demostrando toda su crueldad e idiotez, los militares intentaron tapar esa riesgosa situación para su Gobierno y engañaron, otra vez, al pueblo. Con la ayuda de los medios de comunicación, hicieron creer a todos los argentinos que habían recuperado las islas.

El temor generalizado de una sociedad amenazada y la sarta de mentiras propagadas por el periodismo, hicieron que la gente aceptara estas patrañas sin ningún atisbo de espíritu crítico. La guerra de Malvinas, donde se mandaron a morir a cientos de jóvenes inexpertos en las artes bélicas, no fue más que un instrumento de los “milicos” para permanecer en el poder. Como afirma el periodista Raúl Isman “Los militares deseaban relegitimarse, para eso inventaron la ridícula aventura de Malvinas”.

A medida que pasaban los días, la mayoría de la gente estaba más convencida de que la victoria sería de las Fuerzas Argentinas. En contraste, “los chicos de la guerra” no solo eran ejecutados por los experimentados guerreros ingleses, sino que también morían de hambre y de frío, ya que toda la ayuda humanitaria que se juntaba en el país para poder alimentar y vestir a los jóvenes, solo sirvió para financiar los divertimentos y lujos de los militares que asesinaban al país.

Por otro lado, la prensa argentina mostraba todas sus contradicciones cuando se refería a la Primer Ministro Inglesa de ese entonces, Margaret Tatcher, como una enemiga de la nacionalidad, siendo que en ocasión de su triunfo electoral destacaron “el coraje y la simpatía” de la “Dama de Hierro”.

Esta manera de desinformar concluyó en un clima ingenuo en la opinión pública. Por otro lado, cuando la guerra terminó, los combatientes fueron ocultados por los militares como una vergüenza a su régimen por haber “perdido”. Desde su lugar, los medios también hicieron caso omiso de estos jóvenes atormentados por las atrocidades vividas y quedaron en las sombras de una sociedad que ya se había vuelto individualista, desinteresada y oprimida por verdugos uniformados.

Hoy la sociedad, con razón, se escuda en la hipocresía de los medios de la época cuando señala que estaba siendo engañada. Pero en realidad hubo otro factor clave que podría justificar su ignorancia: el miedo. Miedo a ser torturado, miedo a ser asesinado, miedo a ser desaparecido por el feroz terrorismo de estado. Eso fue lo que los mártires de la muerte del 76 sembraron en la gente. Crearon una sociedad mansa. Cumplieron con su objetivo.



Lo único positivo que dejó la guerra, fue que significó el fin de la dictadura. Pero hoy, aquellos jóvenes atormentados saben que el sentido de aquella entonada frase “Las Malvinas argentinas, no las hemos de olvidar” quedó bajo la nieve. Sepultada en las frías tumbas del pacífico.

miércoles, 4 de agosto de 2010


El fenómeno del rock nacional
“Si estás a la deriva ¡la única salida es rock!”

Aullidos de bronca, alegría, protesta y deseo, se sumaron a los estridentes acordes de una guitarra distorsionada y una batería que golpeó la calma. El pelo largo, las tachas y el pogo son los rasgos representativos de esta majestuosa forma de expresión que combinó la desconfianza, la crítica y el sentimiento en forma de sonetos musicales rabiosos que molestaron a la sociedad conservadora de los 70.

La canción inocente, populachera y pegadiza que entonaba un alegre Palito Ortega, no lograba cautivar a la creciente masa de juventud crítica; fue entonces cuando, en pleno Gobierno del dictador Juan Carlos Onganía, nacía el rock nacional. Desde el legendario bar La Perla del Once se comenzaron a escuchar los primeros acordes de “La Balsa” y “Ayer nomás” de la guitarra de un inspirado Litto Nebbia.

El rock fue la forma más adecuada para poder decir las cosas que sentían los jóvenes que tenían ganas de ser escuchados. “Ya no creo en nada, ya no creo en ti. Ya no creo en nadie porque nadie cree en mi” gritaba con potencia Samarbide, la voz del violento V8. Estos rockeros entendieron que la mejor forma de ser oídos era haciendo algo que amalgamara las artes poéticas y la potencia.

Desde sus orígenes, y en sintonía con todo movimiento de cambio juvenil, el rock quiso ser callado por los conservadores de la época. Esto originó que rápidamente el rock se comience a masificar entre los jóvenes y que serugieran nuevos artistas que se convertirían en referentes inquietos de este nuevo fenómeno que se avecinaba. Uno de los principales hitos del rock nacional fue el genial Charly García, quien con su particular estilo poético y su talento musical sacudió las mentes de tres generaciones.

Durante la última dictadura militar, muchos de estos artistas fueron censurados y varios tuvieron que exiliarse por la constante persecución ideológica. Fue allí cuando surgió el gran León Gieco que con su particular forma de fusionar la música folklórica con nuevo estilo. “Hombres de hierro que no escuchan la voz, hombres de hierro que no escuchan el dolor, hombres de hierro que no escuchan el grito. Gente que avanza se puede matar, pero los pensamientos quedaran” sigue entonando desde sus entrañas.

Ya en los 80, los ya grandes hitos del rock se soltaron y comenzaron a irritar los oídos de los defensores del régimen golpista. En estos años nacieron grandes bandas nacionales que hicieron historia, como los míticos “Sumo” y Patricio Rey y sus redonditos de ricota”. En donde el Indio Solari desplegó toda su crítica filosófica con sus agudos aullidos que cuestionaban a los medios de comunicación, a la política y detallaban el estado de los excesos. “Este mundo, esta empresa, este mundo de hoy que te esnifa la cabeza una y otra vez. Es una línea y otra línea y otra línea más. ¡voy cumpliendo como puedo ya trabajo acá!” denunciaba desde su cuarto disco.

Hoy, el rock sigue en todo su auge gracias a la inspiración de sus progenitores, y son muchas (no todas) las bandas que alientan la lucha social y advierten a la juventud sobre los peligros de la sociedad de consumo. Como afirma Ricardo Iorio, máximo exponente de la cultura Heavy nacional: “la enfermante histeria que hay a tu alrededor, tratará de agotarte para que formes parte de su digestión.”

Así, hasta el fin de los tiempos, y como afirma el mítico “Pappo” Napolitano, “Que sea Rock”.

sábado, 31 de julio de 2010


La noticia: de información actual a herramienta de mercado.
La mercantilización de la realidad

Desde las primeras publicaciones periodísticas, la noticia siempre informó a la sociedad y estuvo siempre condicionada por la ideología del medio en que se la produce. Sin embargo, en los últimos 20 años la materia prima del periodismo sufrió un cambio abrupto en sintonía con el mundo.

En las primeras décadas del siglo XX, cuando no existían los medios audiovisuales, en la Argentina había una gran cantidad de diarios los cuales servían a los interese políticos de los grupos militantes que los proferían con el objetivo de convencer al lector a defender una determinada idea. Así, se podían encontrar periódicos con ideologías socialistas, radicales, comunistas entre otros.

Luego de la caída del muro de Berlín, que significó el fin del régimen comunista de la URSS, el mundo se quedó sin ningún modelo político por fuera del capitalismo que tras devorar todo proceso revolucionario recibió el nombre de “globalización”. De esta manera los medios se vieron obligados a sumergirse en el mercado económico liberal con el único objetivo de generar ganancias.

En la Argentina los medios, que antaño luchaban por un tipo particular de pensamiento e imaginación, desviaron las noticias a un mero mecanismo de mercado no con el propósito de informar, sino de vender y entretener.

“En la medida en que la competencia se hace más severa y más grande, para retener el interés del lector yo lo tengo que entretener. La noticia puede no ser interesante, pero yo la puedo hacer interesante” admitió el editor del matutino Página/12, José María Paquini Durán. Esta sería la realidad en la que el periodismo se encuentra hoy inmerso.

Finalmente, en los 90 Carlos Menem permitió que los medios gráficos de mayor tirada del país empezaran a absorber a los más pequeños y a adquirir licencias de programación audiovisual por lo que se convirtieron en feroces monopolios que limitaron toda la información a pocas voces. Estos recibieron el nombre de Multimedios y uno de ellos hoy posee el 70 por ciento de los medios del país, El Grupo Clarín.

Así fue como la noticia pasó de ser un hecho actual de interés general a una mera arma de mercado que sirve a los intereses de los grandes grupos económicos.



Links: http://www.monografias.com/
http://www.victorhugomorales.com.ar/

De la violencia de los 70 al aburrimiento del siglo XXI.
Cuando las armas disparaban ideas

“Rebeldes sin causas”, “violentos”, “tira bombas”, “subversivos”, son algunos de los calificativos que implementó la sociedad adormecida de los 70 para referirse a sus pares que en su juventud intentaron cambiar el mundo y lucharon por una sociedad mejor. Esta sociedad aburrida fue la que comenzó a moldear las mentes de los adolescentes de los noventa, a quienes el miedo al horror de una nueva dictadura les impide hoy salir a la calle a exigir sus derechos.

Los grupos armados de la generación del 70, como Montoneros y ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo), luchaban por una sociedad más justa. La gran censura y la primera debacle económica sufridas por el gobierno de facto del dictador Juan Carlos Onganía, fueron las causas por las cuales los jóvenes entusiastas, que cultivaban los más imaginativos proyectos de cambio social, se decidieran a agarrar las armas y llevar adelante una máquina poderosa desde la clandestinidad con el propósito de que la historia comience a ser escrita con la mano izquierda.

El avance de estos grupos en el ámbito político y cultural, que veían en la imagen del Che y en la de Perón un símbolo de lucha, comenzó a preocupar, o mejor, a asustar a la elite conservadora de la que depende el capitalismo del principal aliado de todos los golpes de estado que azotaron a América Latina: Estados Unidos. Fue gracias a este referente que comenzó el período más negro de la historia de la Argentina.

La última Dictadura Militar, caratulada como “Proceso de Reorganización Nacional”, dejo un saldo de miles de muertos y 30 mil desaparecidos. Pero los milicos no solo se llevaron vidas, sino que barrieron con todo el pensamiento, las ideas y el compromiso de una generación de feroces luchadores. El miedo sembrado por estos mártires del odio generó una sociedad mansa, para quienes la paz significa el “agachar la cabeza” y soñar con una familia sana, tener una casa en la playa, jubilarse de un trabajo monótono y rutinario y morir durmiendo.

“¡Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas!” Es una frase que se escucha de las voces de miles de jóvenes que no ignoran la situación de desigualdad en la que se encuentra el mundo, pero solo con cantos y debates no se puede generar un cambio. Hoy, es común que un joven sienta ansias de salir a la calle cuando ve un documental por televisión, pero luego se olvida de su “compromiso social” cuando cambia de canal.

Muchas veces los jóvenes escuchan a gente que vivó la generación de los 70 decir “Los militares estuvieron mal en matar tanta gente, pero los Montoneros no eran ningunos santos”, ahí está la clave, ¿por qué las nuevas generaciones deben ser santas?, ¿por qué no salir a reclamar desde la adolescencia?, ¿por qué hacerles creer que la violencia es el camino hacia la perdición?. Es importante señalar que “los fierros” no son el único camino para conseguir cosas, hay miles de formas para reclamar, pero hay algo que es seguro: es imposible hacer una revolución sin tiros.

Para finalizar, no se puede descartar que el entretenimiento barato y chabacano que hoy ofrecen los medios es suficiente para adormecer a la generación del 2000. El aburrimiento generalizado es lo que impide la lucha. Hay que destacar que todas la revoluciones que tuvieron lugar a lo largo del siglo XX fueron hechas por jóvenes, que no pudieron cambiar el mundo, pero sí moverlo un poco de su órbita.

Puede ser que un joven se sienta motivado a “actuar” luego de leer estas líneas, pero lo más probable es que se olvide cuando apague la computadora. Como le ocurrió minutos antes al autor de las misma.

jueves, 20 de mayo de 2010


El Mayo Francés de 1968
El poder de la imaginación

“Locos”, “revoltosos”, “perdidos”, “desordenados”. Son algunos de los calificativos que la elite conservadora utiliza para referirse a los jóvenes revolucionarios que exigen sus derechos y planean cambiar la historia. Los estudiantes franceses del recordado Mayo del ´68 no lograron “dejar de lado los clasismos” ni mucho menos callar las voces rasposas del “viejo mundo”, pero sus gritos, sus grafittis y sus actitudes sentaron las beses de los movimientos más “imaginativos” del siglo XX.

El movimiento conocido como el Mayo Francés se inició en la pequeña universidad de Nanterre donde un grupo de estudiantes organizados se alzaron contra el régimen del presidente De Gaulle. Sus reclamos pronto trascendieron las fronteras de la casa de altos estudios y llegaron a los oídos de los estudiantes de toda Francia, quienes compartieron sus ideales.

“La imaginación al poder”. Era la frase característica de lo jóvenes que tenían la romántica idea de cambiar el mundo. Pero como anticipó el principal referente del movimiento, “Dany el rojo”, para construir una sociedad nueva no alcanzaba con la intelectualidad, hacía falta la fuerza. Por eso los rebeldes unieron fuerzas con la clase trabajadora. Así fue como el 14 de mayo una marcha y un paro de 10 millones de personas paralizó el país.

A raíz de la desorganización del movimiento, de la falta de una iniciativa política concreta y de la traición de los obreros por pactar un acuerdo con De Gaulle, el movimiento fracasó. No se consiguió dar un giro político-económico, pero la cotidianeidad de la vida de la cultura occidental cambió rotundamente y alentó las almas luchadoras de todos los revolucionarios que en los ´70 pusieron en jaque al mundo.

“Hagan el amor, no la guerra”, “Considera que tus sueños son la realidad”. Son las frases del Mayo Francés que en los 70 y 80 podían leerse en los estandartes de miles de jóvenes de sangre caliente que se movilizaron en todo el globo: en Argentina con el “Cordobazo”, en Checoslovaquia con sus días de Primavera, en EE.UU. con el fenómeno del Hipismo y en Chile con Salvador Allende entre otros tantos.

En todo el mundo se vieron jóvenes que quisieron mover su órbita y, como siempre, la elite conservadora hizo lo único que sabe hacer para frenarlos: reprimir, matar, desaparecer y censurar. Pero no pudieron echar atrás lo que entre todos ya habían logrado, como la liberación femenina, el rock y la apertura sexual.

Hoy, frases como “Esperanza no desesperes” o “las barricadas obstruyen las calles pero abren la vida” solo se ven en los nick del msn o en los perfiles de las redes sociales de jóvenes entretenidamente aburridos.

martes, 11 de mayo de 2010


El movimiento obrero del 17 de octubre
La génesis del Peronismo


El movimiento obrero más importante de la historia de la sociedad Argentina tiene su origen el día 17 de octubre de 1945 y se conoce como el “día de la lealtad peronista”.
Este fue el principio de lo que será el partido político por excelencia en lo que se refiere al poder partidario del país y al alza de la figura de Perón como el máximo referente de la clase trabajadora.

En la argentina pre Peronista la clase obrera carecía de todo tipo de representación política y era sometida a condiciones de trabajo infrahumanas. El entonces Ministro de Trabajo del Gobierno Militar que azotaba al país, el general Juan Domingo Perón, comenzó a codearse con lideres sindicales y gremiales y a otorgar un cierto grado de reconocimiento a la los proletariados, por lo que se convirtió en un líder indiscutido para esta clase emergente.

Como las ideas del cada vez más popular Perón se oponían a la política del gobierno de facto, el entonces presidente Farrel decidió encarcelarlo en la isla Martín García. Este hecho provocó que los obreros sintiesen que el único líder que los apoyaba debía ser respaldado, y organizaron protestas desde cada rincón del país.

Al grito de “¡Queremos a Perón¡” las diferentes columnas de trabajadores de frigoríficos y talleres, entre otros gremios, fue colmando la Plaza de Mayo para exigir la libertad de su líder. Este día pasó a la historia porque fue la primera y más grande movilización obrera que se recuerde en la República Argentina.

El movimiento peronista se convirtió rápidamente en una bandera proletaria por lo que significó el 17 de octubre. Más que una movilización para pedir la libertad de Perón este día paso a ser recordado por el levantamiento de una clase marginada que organizada y de manera multitudinaria pudo lograr lo que tanto anhelaba. El valor simbólico encarnado el la imagen del líder hoy, 65 años después, se sigue observando en todas las pancartas de las agrupaciones sindicales.

El fenómeno de Perón marcó un antes y un después en la historia de la política Argentina. Amado por muchos, odiado por otros tantos. Pero por todos reconocido como el líder carismático que cambió el rumbo del país.

Links relacionados:
http://www.monografias.com/trabajos5/peron/peron.shtml
http://movimientoperonista.com/martacurone/ficheros/Biografia%20Eva%20Maria%20Duarte%20de%20Peron.pdf

jueves, 6 de mayo de 2010

Los reformistas de 1918 y el estudiantado actual
El ocaso del pensamiento

“La revolución está en las mentes”. Esta es una frase que representa un ideal de lucha y desacuerdo con todos los conservadurismos. Hoy, en el ambiente universitario, no es más que eso, una frase, pero en 1918 significó una bandera de batalla que logró que la educación superior en toda América Latina tomara un rumbo hasta ese momento impensado.

La Reforma Universitaria de 1918 tuvo su origen en la Universidad Nacional de Córdoba, en donde los estudiantes, cansados de que la Iglesia y de que la moral conservadora no les permitiese estudiar libremente, se alzaron a reclamar los derechos que les eran negados.

“Queremos arrancar de raíz en el organismo universitario el bárbaro y arcaico concepto de autoridad que en estas casas es baluarte de absurda tiranía y solo sirve para proteger criminalmente la falsa-dignidad y la falsa-competencia”. Expresa el Manifiesto Liminar de 1916 redactado por uno de los líderes del movimiento, Deodoro Roca, donde los estudiantes exigen libertad de cátedra, cogobierno y extensión universitaria entre otros puntos.

Hoy, en la Argentina, estos “reformistas” de causas nobles ya no se ven en los pasillos de las universidades públicas. Los ideales de equidad y beneficio para todos parecen haber escapado de las mentes y ser sustituidos por el conformismo y el individualismo de una masa de estudiantes a quienes solo les importa terminar la carrera lo más rápido posible para conseguir trabajo en una megaempresa y olvidar la sana tarea de pensar.

Después de la caída del Muro de Berlín, cuando la globalización norteamericana tomó las riendas del mundo, la humanidad se quedó sin ese modelo de lucha a seguir y eso repercutió de lleno en la educación. Gracias a los artilugios de la nueva sociedad de consumo, se comenzaron a formar estudiantes para fortalecer el mercado laboral y no para tener una actitud crítica frente a la vida.

Por otro lado, en la Argentina, luego de que la última dictadura militar azotase a la sociedad, la militancia política dentro de las universidades se fue dejando de lado. La mayoría de los estudiantes, por miedo a ser reprimidos por las fuerzas del estado, y por la comodidad del no-compromiso social, abandonaron la lucha que comenzaron muchos de sus progenitores.

Así es como se presencia el ocaso de los ideales de aquellos jóvenes revolucionarios y florecen las nuevas generaciones de estudiantes amansados.


Links: http://www.unc.edu.ar
http://www.temakel.com