sábado, 31 de julio de 2010


La noticia: de información actual a herramienta de mercado.
La mercantilización de la realidad

Desde las primeras publicaciones periodísticas, la noticia siempre informó a la sociedad y estuvo siempre condicionada por la ideología del medio en que se la produce. Sin embargo, en los últimos 20 años la materia prima del periodismo sufrió un cambio abrupto en sintonía con el mundo.

En las primeras décadas del siglo XX, cuando no existían los medios audiovisuales, en la Argentina había una gran cantidad de diarios los cuales servían a los interese políticos de los grupos militantes que los proferían con el objetivo de convencer al lector a defender una determinada idea. Así, se podían encontrar periódicos con ideologías socialistas, radicales, comunistas entre otros.

Luego de la caída del muro de Berlín, que significó el fin del régimen comunista de la URSS, el mundo se quedó sin ningún modelo político por fuera del capitalismo que tras devorar todo proceso revolucionario recibió el nombre de “globalización”. De esta manera los medios se vieron obligados a sumergirse en el mercado económico liberal con el único objetivo de generar ganancias.

En la Argentina los medios, que antaño luchaban por un tipo particular de pensamiento e imaginación, desviaron las noticias a un mero mecanismo de mercado no con el propósito de informar, sino de vender y entretener.

“En la medida en que la competencia se hace más severa y más grande, para retener el interés del lector yo lo tengo que entretener. La noticia puede no ser interesante, pero yo la puedo hacer interesante” admitió el editor del matutino Página/12, José María Paquini Durán. Esta sería la realidad en la que el periodismo se encuentra hoy inmerso.

Finalmente, en los 90 Carlos Menem permitió que los medios gráficos de mayor tirada del país empezaran a absorber a los más pequeños y a adquirir licencias de programación audiovisual por lo que se convirtieron en feroces monopolios que limitaron toda la información a pocas voces. Estos recibieron el nombre de Multimedios y uno de ellos hoy posee el 70 por ciento de los medios del país, El Grupo Clarín.

Así fue como la noticia pasó de ser un hecho actual de interés general a una mera arma de mercado que sirve a los intereses de los grandes grupos económicos.



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http://www.victorhugomorales.com.ar/

De la violencia de los 70 al aburrimiento del siglo XXI.
Cuando las armas disparaban ideas

“Rebeldes sin causas”, “violentos”, “tira bombas”, “subversivos”, son algunos de los calificativos que implementó la sociedad adormecida de los 70 para referirse a sus pares que en su juventud intentaron cambiar el mundo y lucharon por una sociedad mejor. Esta sociedad aburrida fue la que comenzó a moldear las mentes de los adolescentes de los noventa, a quienes el miedo al horror de una nueva dictadura les impide hoy salir a la calle a exigir sus derechos.

Los grupos armados de la generación del 70, como Montoneros y ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo), luchaban por una sociedad más justa. La gran censura y la primera debacle económica sufridas por el gobierno de facto del dictador Juan Carlos Onganía, fueron las causas por las cuales los jóvenes entusiastas, que cultivaban los más imaginativos proyectos de cambio social, se decidieran a agarrar las armas y llevar adelante una máquina poderosa desde la clandestinidad con el propósito de que la historia comience a ser escrita con la mano izquierda.

El avance de estos grupos en el ámbito político y cultural, que veían en la imagen del Che y en la de Perón un símbolo de lucha, comenzó a preocupar, o mejor, a asustar a la elite conservadora de la que depende el capitalismo del principal aliado de todos los golpes de estado que azotaron a América Latina: Estados Unidos. Fue gracias a este referente que comenzó el período más negro de la historia de la Argentina.

La última Dictadura Militar, caratulada como “Proceso de Reorganización Nacional”, dejo un saldo de miles de muertos y 30 mil desaparecidos. Pero los milicos no solo se llevaron vidas, sino que barrieron con todo el pensamiento, las ideas y el compromiso de una generación de feroces luchadores. El miedo sembrado por estos mártires del odio generó una sociedad mansa, para quienes la paz significa el “agachar la cabeza” y soñar con una familia sana, tener una casa en la playa, jubilarse de un trabajo monótono y rutinario y morir durmiendo.

“¡Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas!” Es una frase que se escucha de las voces de miles de jóvenes que no ignoran la situación de desigualdad en la que se encuentra el mundo, pero solo con cantos y debates no se puede generar un cambio. Hoy, es común que un joven sienta ansias de salir a la calle cuando ve un documental por televisión, pero luego se olvida de su “compromiso social” cuando cambia de canal.

Muchas veces los jóvenes escuchan a gente que vivó la generación de los 70 decir “Los militares estuvieron mal en matar tanta gente, pero los Montoneros no eran ningunos santos”, ahí está la clave, ¿por qué las nuevas generaciones deben ser santas?, ¿por qué no salir a reclamar desde la adolescencia?, ¿por qué hacerles creer que la violencia es el camino hacia la perdición?. Es importante señalar que “los fierros” no son el único camino para conseguir cosas, hay miles de formas para reclamar, pero hay algo que es seguro: es imposible hacer una revolución sin tiros.

Para finalizar, no se puede descartar que el entretenimiento barato y chabacano que hoy ofrecen los medios es suficiente para adormecer a la generación del 2000. El aburrimiento generalizado es lo que impide la lucha. Hay que destacar que todas la revoluciones que tuvieron lugar a lo largo del siglo XX fueron hechas por jóvenes, que no pudieron cambiar el mundo, pero sí moverlo un poco de su órbita.

Puede ser que un joven se sienta motivado a “actuar” luego de leer estas líneas, pero lo más probable es que se olvide cuando apague la computadora. Como le ocurrió minutos antes al autor de las misma.